Tratamientos poco invasivos

Desde épocas inmemorables, hombres y mujeres se sometieron a tratamientos costosos y dolorosos con el objetivo de embellecer su cuerpo.

Liftings, liposucciones y operaciones de nariz, entre otras, fueron de las más populares intervenciones quirúrgicas realizadas.

Hoy en día, la ciencia ha avanzado de manera tal de poder obviar un riesgo siempre latente. Los “tratamientos poco invasivos”, como se denominan actualmente, son procedimientos sin cortes ni suturas que logran resultados satisfactorios y pueden realizarse en consultorios de médicos certificados sin necesidad de internación.

Ahora bien, ¿qué tipos de tratamientos pueden realizarse con esta modalidad? Los implantes inyectables faciales son un ejemplo.

Se trata de sustancias de relleno de origen sintético -como ácido hialurónico, hidroxilapatita de calcio y alquilamidas-, aprobadas por las autoridades sanitarias. Pueden aplicarse en arrugas del entrecejo, surcos naso labiales pronunciados, y para realzar zonas como labios, pómulos y el mentón.

Otro ejemplo es la toxina botulínica, especialmente recomendada para las arrugas de expresión o dinámicas (aquellas producidas por los músculos de la mímica).

Esta toxina se inyecta sobre la zona a tratar y lo que produce es la disminución de la acción muscular, dando una expresión menos tensa. Puede aplicarse sobre las famosas “patas de gallo”, el ceño fruncido y las arrugas frontales de asombro, entre otras expresiones faciales.

Si el defecto a corregir tiene que ver con cicatrices de acné, manchas faciales, pecas, pigmentación irregular o piel rugosa, el tratamiento indicado es un peeling. Se realiza mediante la aplicación no invasiva de productos que logran la exfoliación progresiva y el mejoramiento de la suavidad de la piel.

Por último, la ya famosa luz pulsada y el láser son tratamientos médicos que consisten en emisiones lumínicas controladas y que se aplican tanto para rejuvenecimientos faciales como para depilación definitiva y hasta atenuación de tatuajes.

Es importante destacar que estos procedimientos no son excluyentes de otro tipo de tratamientos, inclusive las cirugías. Más bien suelen ser complementarios. Lo importante es consultar a un especialista para que se diagnostique el tratamiento de acuerdo con las características de cada paciente.

Lo realmente positivo de estas soluciones poco invasivas es que acercan nuevas opciones, sobre todo a aquellas personas que juraron nunca pisar un quirófano voluntariamente, ya sea por miedo o por convicción.

En resumen, hoy podemos decir que hay varias alternativas entre las cuales elegir a la hora de encarar un tratamiento de belleza.

Dr. Patricio Jacovella
Doctor en Medicina y especialista certificado en cirugía plástica y reparadora

Fuente: Clarín Buena Vida