Tratamiento con células madre en adultos mayores

¿Cómo afectan las células madre nuestro proceso de envejecimiento?

El concepto de envejecimiento varía de individuo a individuo. Diferentes teorías han surgido a través de los últimos 100 años para explicarlo.

Fue Max Rubner el que estipuló, a principios de siglo, la teoría de la “sustancia vital” con la cual quiso explicar por qué un animal tan grande como un elefante vive más que uno pequeño como un ratón.

Sesenta años después, Leonard Hayflick concluyó que el programa genético de una célula se “agotaría” después de un número X de divisiones, o sea la célula “moriría” después de dividirse alrededor de 50 veces.

Actualmente, este interesante fenómeno se conoce como “El límite de Hayflick” y nos hace recordar la realidad de nuestra mortalidad.

El envejecimiento celular



Hoy en día existen conceptos nuevos de envejecimiento celular, y las células madre, en particular, han devenido la piedra angular para explicarlo.

Un organismo envejece no por la cantidad de daño que afecta sus tejidos, sino por la incapacidad de nuestras propias células madre de regenerar y reconstruir estos tejidos.

Aunque los organismos más jóvenes tienen una cantidad de células madre mayor que los viejos (lo cual hemos convalidado en nuestros propios pacientes), en mi opinión esto no quiere decir que la población de células madre que utilizamos en un individuo de 80 y 90 años no sea lo suficientemente efectiva para (al menos) regenerar y hacer desaparecer los dolores en un área del cuerpo.

Implantes de células madre



En este aspecto, en Stem Cell Miami ostentamos, quizás, el primer lugar en implante de células madre en personas mayores de 65 años.

Literalmente, hemos reparado rodillas, caderas, hombros y columnas vertebrales a miles de pacientes en nuestro instituto a través de estos casi 15 años de trabajo.

Veamos el caso de la rodilla de Laura R, paciente de 89 años que casi llegó arrastrando la rodilla afectada y necesitaba un andador para caminar; y la tratamos con éxito con implante de sus propias células de tuétano y grasa.



También el caso de Mauricio L, de 82 años con una condición de “hueso contra hueso” de la cadera. Un año después de un implante, ahora goza de perfecta salud.

Finalmente, no dejemos pasar el caso de Rosa G, la cual llegó con unos dolores insoportables sin aparente solución (y desahuciada de la columna vertebral el año pasado) y, hoy por hoy, después de haberle implantado las células ha recuperado su vida normal.



Todos estos casos que (a propósito) han retado nuestro conocimiento sobre cómo funcionan las células madre después de los 80, nos hacen pensar que aún no entendemos muchos de los procesos y que la capacidad de rejuvenecer es tal vez inagotable.

Por lo pronto, este grupo de pacientes son el vivo e innegable testimonio de esta realidad.

Doctor Ramón Castellanos
Director de Stem Cell Miami


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Fuente: El Nuevo Herald (Miami)